miércoles, 2 de abril de 2014

Capítulo 9: Aftermatch – Any Given Sunday

Los domingos a la mañana San Telmo parecía un Pueblo Fantasma del Lejano Oeste. No había habido ninguna prueba nuclear, pero la energía radioactiva de la noche anterior se percibía en las botellas de cerveza tiradas, en los vasos de plástico aplastados, en las persianas bajas de las casonas que se usaban como bares cuando caía el sol.
 


Las calles estaban desiertas. Uno se cruzaba de tanto en tanto con algún personaje inverosímil: Una chica de minifalda y tacos altos, que hacía equilibrio entre las baldosas rotas, mientras trataba de vencer su resaca.

Un adolescente gótico, un Drácula con problemas de autoestima, que volvía a la casa de sus padres luego de una larga noche, para cortar el pasto o preparar un parcial de Sociología.

Más tarde, a eso de las 10, comenzaban a llegar los extranjeros y se abrían los mercados. Mucha belleza nórdica jugándola de hippie, mucha chica comprando artesanías, mucha Noruega, mucha Sueca, mucha Dinamarquesa. Todas iban con el certificado Escandinavo en la mano, una botella de agua mineral. Era inverno, pero ellas igual tenían calor y miedo de morir deshidratadas en ese país,  de idioma y costumbres tan ajenas y sol tan presente.

Eran muy lindas, cada tanto alguna se me quedaba mirando. Me gustaba pensar que me reconocían, que me admiraban por como jugaba o que les resultaba atractivo, por ser tan distinto a lo que ellas estaban acostumbradas. Yo era pequeño, flaco, casi lampiño, no me parecía en nada a un Vikingo, pero tal vez eso justamente podía gustarles. De cualquier manera, nunca me animé a hacer nada y ellas tampoco.

Lo llamé a Marcelo 3 o 4 veces, pero no me atendía, debía estar durmiendo, él siempre se acostaba tarde.

En la vidriera de una panadería vi que vendían unos tentempiés dulces que parecían deliciosos, los argentinos los llamaban facturas.

Eran coloridas y tenían diferentes rellenos como las donas, pero al revés de estas sus formas eran irregulares y heterogéneas. Algunas eran redondas, otras cuadradas o cilíndricas. Supongo que cada una era de un lugar de mundo distinto, porque vi los típicos croissant franceses junto a una imitación de nuestros deliciosos churros, que estaban cerca de unos mini strudels alemanes.

Entré a comprar dos o tres para desayunar, me dijeron que dos o tres me iban a costar lo mismo que media docena, así que me decidí a comprar 6, si sobraban las podía comer más tarde .

Me era muy difícil decidirme (la variedad era grande) y la vendedora comenzaba a impacientarse, así que elegí las últimas al azar.

“¿Usted vive en la torre?, ¿No?” me preguntó la señora mientras me cobraba.

En los primeros días de mi Historia en Argentina siempre me pasaba eso, la gente en el barrio me reconocía más por vivir donde vivía que por jugar en River y me preguntaba “¿Usted vive en la torre?, ¿No?”, pero más como reproche que como pregunta.

La Torre existía porque había gente dispuesta a vivir en ella, sino hubiera sido un parque o una escuela, algo de provecho para todos, en lugar de aquel monumento, que parecía hacer sentir a cada vecino un poco más pobre.

Había sido construida para nosotros, aunque no se sabía muy bien por quien, porque nadie había sido.

Ni siquiera se sabía muy bien quien había autorizado la construcción de La Torre.

En San Telmo, mejor dicho en Buenos Aires, había dos Partidos políticos fuertes, uno de Derecha y otro de Izquierda y cada uno le echaba la culpa al otro.

Los dos Partidos tenían símbolos muy parecidos.

El del Partido de Derecha era una Rosa Amarilla. Al principio supuse que era un Partido de Izquierda, porque al menos en mi España natal se suele asociar a la Rosa con el Socialismo.

Ellos decían que habían usado la Rosa porque reivindicaban ciertas conceptos del Socialismo: la unidad, el dialogo, el estar cerca (del vecino), pero sin el rojo, sin la violencia, sin la sangre, que había derramado ese movimiento a lo largo del Siglo XX a borbotones.

“El rojo es pasión, pero si uno está apasionado se vuelve el loco y solo grita y no escucha, y no socializa, esa es la contradicción del Socialismo que nosotros venimos a resolver. Somos SociaLiberales, SociaIndividuos, un Socialismo sin rojo” decían sus dirigentes.

En realidad la Rosa era un símbolo atractivo en Buenos Aires, había muchos inmigrantes e hijos de inmigrantes españoles, que veían a la Rosa con nostalgia, la Rosa era un sello vintage de calidad, la moto Vespa de los partidos políticos.

Por eso el Partido de Derecha, el Amarillo, se había puesto la Rosa, para ampliar su espectro político, sus posibilidades electorales, "para intentar ser un Catch All Party".

El Partido de Izquierda también usaba una Rosa, que no era amarilla ni roja, sino celeste y blanca. Ellos abogaban por un Socialismo Autentico (“no como el SociaLiberalismo”) pero no Universal, sino por un Socialismo que tuviera en cuenta los matices locales, los colores de Argentina, el celeste y blanco. Lo contrario era Globalización, y la Globalización para ellos siempre era de Derecha, NeoLiberal, por más que fuera la Globalización del Socialismo.

En realidad la selección del celeste y blanco también tenía motivos electorales. Sabían que los colores de la bandera invitaban al Nacionalismo, sumaban a ciertas personas apasionadas por la Patria, que se podían encontrar a la Derecha e inclusive muy a la Derecha del Partido.

Había entre ambos escudos otra diferencia, la Rosa del Partido de Izquierda, del Partido Celeste, no estaba sola, sino rodeada de espinas (y cardos). Ellos criticaban que el Partido Amarillo, “un Partido de ultraderecha” utilizara la Rosa, un símbolo eminentemente Socialista, pero lo que más le molestaba no era eso, que ya de por si les molestaba muchísimo, lo que más le molestaba es que la Rosa del Partido amarillo no tuviera espinas (ni cardos). Que la Rosa del Partido Amarillo no tuviera espinas (ni cardos) era para ellos, ni más ni menos, que la confesión de los nefastos planes que tenía aquel Partido "de ultra derecha" para la Sociedad Argentina.

Ellos querían una sociedad de rosas, pero sin espinas (ni cardos), no porque las rosas no tuvieran espinas (cosa que sabemos desde Poison que es imposible), sino porque ellos iban a sacar las espinas (y los cardos) y las iban a enviar a lo que muy probablemente fuera un campo de concentración, pero con un nombre más cool y pintado de amarillo.

El Partido Amarillo contraatacaba y decía que en realidad la rosa no tenía espinas más bien por un error del diseñador, pero si tenían que explicarlo, no tenía espinas porque ellos pensaban que todos debían tener la posibilidad de transformarse en rosas, hasta las espinas, eso sí, por el afán de superación, por el trabajo y no por el azar (que ellos tampoco iban a prohibir, porque los casinos y bingos ya estaban licitados) o por la acción del Estado.

El Partido de izquierda, el Celeste y Blanco, entonces decía que no había que intentar convertir las espinas (y los cardos) en Rosas,  que cada uno tenía que ser lo que quisiera, que había que fomentar la diversidad

Y seguían discutiendo por horas, al punto de nunca terminar, así era el Socialismo en San Telmo.

Hice unos pocos metros y compré el único diario deportivo que se imprimía en Argentina, El Olé.

En la Tapa: “La Tormenta del Niño”: En la 1° Fecha del Torneo Apertura, River perdió de local 1 a 0 con Platense. El Gol lo hizo el Niño Torres a 3 minutos del final. Los hinchas insultaron luego del encuentro en el Hall a Dirigentes, Jugadores y Cuerpo Técnico.

Y adentro:

Iniesta (3): Apático, indolente, es su primer partido, pero los hinchas no le van a tener mucha paciencia.

Mascherano (8): Gran Capitán. El único que sacó la cara por el equipo. Trató de contagiar a sus compañeros, pero ellos no reaccionaron.

Dale Sandro!

A pesar de que el técnico lo borró, el ídolo de River vivió el partido desde la tribuna, firmó autógrafos, habló con la gente y muchos le pidieron que entre por Iniesta, que no estuvo a la altura.

9 comentarios:

  1. Muy bueno! Qué salgan más seguido!

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  2. Gracias Santiago, voy a tratar de meterle ritmo, los comentarios incentivan

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  3. Este Iniesta se va a comer un pijazo, no se si del PRO o de los Radicales

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    1. Perdon de los¨Peronistas quise poner, igual no te metas con la política que te van a decir que sos K o AntiK y se va a armar quilombo.

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    2. jajaja, gracias Loco, lo voy a tener en cuenta

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  4. Un placer de lectura! Gracias, me acompañaste en este desayuno de café con postre vigilante en este Sábado lluvioso

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    1. Gracias, un orgullo, me agarró hambre, que voy por un café pero con unos churros

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