jueves, 22 de mayo de 2014

Capítulo 28: Iniesta SeLesion

Iba al entrenamiento del viernes escuchando la radio, hablaban de mí. Guardiola había dicho en la conferencia de prensa del día anterior que era muy probable que el domingo ante Lanús jugara al menos unos minutos, parecía estar sintiendo la presión del público por incluirme. 
 

Era el tema del día en Twitter, en un día en que no había muchas noticias, #IniestaTitular.  Iba a tener una nueva oportunidad, era fácil, solo tenía que jugar como en los entrenamientos. A veces pensaba que pasaría si no podía, pero enseguida me decía que tenía que evitar esa clase de ideas, que era lo único que podía sabotearme.

Los viernes jugábamos el partido entre titulares y suplentes. El Preparador Físico nos dijo que diéramos seis vueltas a la cancha para calentar. Ni bien comenzamos a correr Mascherano se detuvo y comenzó a hablar con alguien de traje, seguramente un dirigente. En la segunda vuelta advertí que era Carlos, el Senador, el Padre de Juanchi el amigo de Vicky. No sabía si saludarlo o no, dudé, tanto él como Mascherano parecían estar viéndome, lo miré a los ojos y levanté levemente el brazo en algo que podía interpretarse como un saludo o no, no obtuve respuesta, me rasqué la cabeza. Cada vez que pasaba Carlos y Mascherano interrumpían su conversación, se abrían y me seguían con la mirada, parecían estar hablando de mí, pero seguramente estaba pecando de paranoico.

Empezó el partido. Mascherano parecía estar haciéndome marca personal, abandonaba su zona de confort, el círculo central y me iba a buscar hasta mi propia área, si yo iba a buscar la pelota de los pies de los defensores centrales. Ni bien recibía la balón, él venía a mi encuentro, con mucho ímpetu, pero yo me la sacaba de encima antes de que pudiera robármela, estaba inspirado. El público gritaba "Ole", casi por instinto, ante cada gambeta, podía sentir como Ego de Mascherano se encendía y lo hacía correr más rápido, como si fuera el turbo de un auto de carrera.

Parecía que Maschesrano estaba jugando algo más que un entrenamiento, lo veía con la misma actitud que en los partidos oficiales. Probablemente Guardiola lo había enviado a probarme, haciendo vivir en carne propia el trato que me esperaba el domingo. Todos confiaban en mis condiciones, pero querían probar mi temperamento.

Ni bien me la pasaban yo abría con Nani e iba a buscar al área rival, trataba de tirarse larga, para que el aprovechara su velocidad. Lo mejor de Nani era eso, su zigzagueo, le faltaba algo de inteligencia, disciplina, pero cuando desbordaba por derecha parecía imparable. Él llegaba al fondo y me la devolvía en la medialuna del área. Ahí yo podía hacer 2 cosas: Pegarle al arco o pasársela a Funes Mori, dejarlo solo, mano a mano con el arquero, cuando los centrales venían desesperados a bloquearme.

El partido estaba 0 a 0, pero con nosotros, los suplentes, jugando mucho mejor. Los titulares tenían la pelota, pero carecían de profundidad y cuando nosotros salíamos en contraataque, el público, más de 1000 personas, se levantaba y gritaba con las paredes y gambetas que armábamos con Nani y dejaban a los defensores y a Mascherano en el suelo, con mis pases gol a Funes Mori, que este desperdiciaba indefectiblemente y con mis remates al arco que pasaban cerca.

Guardiola arbitraba el partido, pero casi sin moverse del centro del campo. Estaba pensante, callado, analizaba todo lo que pasaba, se lo notaba preocupado. Apenas se movió un poco cuando Mascherano me hizo la segunda falta desde atrás, con mala intención, para decirnos "Más despacio chicos, vayamos más despacio", como un padre que reta por igual a sus dos hijos, sin importar quien pega y quien no.

Parado delante del banco de los suplentes, en la posición en que habitualmente ocupan los técnicos durante los partidos, estaba Carlos con otros 2 dirigentes, comentando el encuentro, nerviosos. Detrás de ellos, casi 100 periodistas, de todo tipo de medios: gráfica, radio, televisión.

Faltaban pocos minutos para el final del primer tiempo, me la pasó El Puma Essien, me interné en campo rival, abrí con Nani que encaró por derecha y corrí hacia adelante para buscar la descarga. 

Arranqué a la par con Mascherano, pero prontó le saqué casi un metro de ventaja, a pesar de que él me tironeaba de la camiseta. Nani me la devolvió en la medialuna del área rival, la controlé sin problemas con la zurda y a pesar de que vi a Funes Mori solo, decidí pegarle al arco, estaba cansado de que se erre goles y veía el gol muy fácil.
Prepare el tiro, visualice la pelota entrando por el ángulo, pero antes de hacer contacto con el balón, Mascherano me barrió por detrás la pierna de apoyo.

Ya en el piso, oí como los gritos del público se dividían entre los que decían “Uuuuuuuuuuuu” y los que gritaban el gol, sin saber lo que había pasado. Mascherano intentaba alejarse, presuroso, pero se chocaba con los jugadores y los médicos que corrían hacia mí.  Parecía ido, ¿arrepentido?, como un sicario al que se le cae el cuchillo de la palma de la mano, escapando de la escena de un crimen,  no tan prolijo como hubiera querido.
Ese recuerdo borroso es el último que tengo. Me desperté en la enfermería del club, estaba sobre la camilla, 3 médicos y Pep discutían señalando mi pierna.
 “Tomate esta pastilla, es un calmante, te va a sacar el dolor”
“¿Pero que tengo?”
“Esguince de rodilla de la pierna derecha grado 3, de 8 a 12 semanas de recuperación”
"No te muevas que te podes joder del todo"

#IniestaLesionado.

9 comentarios:

  1. ma' que Game of Thrones o que 8/4...
    la verdadera Historia es la que va!!!

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    1. Gracias nL, esperemos que todos los protagonistas lleguen vivos al final, veremos.

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  2. Ama la libertad
    siempre la llevaras
    dentro del corazon
    te pueden corromper te puedes LESIONAR
    pero ella siempre esta

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Ayer soñé con los hambrientos, los locos
      Los convocados los que están en la Selección

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    3. Tomenme para la chacota, pero que se entienda el mensaje

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  3. La Historia esta buenisima, pero lo mejor son los comentarios de Corita

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    1. Gracias! es lo que pienso, no repito el discurso hegemónico

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