lunes, 24 de marzo de 2014

Capítulo 7: La Presentación

Para la presentación oficial de Iniesta en River la expectativa era muy grande. La sala de conferencias estaba repleta con periodistas acreditados de todas partes del mundo y algún hincha que había conseguido acceder, de los miles que lo intentaron.

Cuando Iniesta entró a la sala el aplauso fue estruendoso, cerrado. Alguno del fondo gritó “Vamos a Andrés”, como si se tratara de un partido e Iniesta necesitara animo.

Enfrente de Iniesta había un micrófono, una lata Coca Cola, la bebida que auspiciaba a River y una camiseta doblada. Iniesta había pedido la número 10, la camiseta más emblemática en la historia del club, la que habían usado Alonso, Sivorí, Ortega, Onega y tantos otros ídolos creativos Riverplatenses.



En ese momento ese dorsal lo usaba Mascherano, el capitán del equipo, pero los dirigentes creían que no iba a tener problemas en cedérselo, ya que él ni siquiera ocupaba esa posición, él era 5 y había comenzado a usarlo por azar, no por elección, siendo juvenil, en una temporada a la que River le salía todo mal y ese número había quedado libre, ya que ningún jugador quería utilizarlo porque decían que era una presión adicional, que se sumaba al mal momento del equipo.

Mascherano podía usar el número 5, que era de Carrick, que a su vez se iba a ser cedido a Rosario Central por bajo rendimiento.

Iniesta se acomodó entre Guardiola, el técnico del equipo y Ramón Díaz, una gloria del club.

Guardiola enseguida lo abrazo muy efusivamente y le dijo algo al oído, lucía nervioso, desesperado.

Ramón Díaz en cambio parecía más frío, e imperturbable, mantenía una distancia prudencial, aunque una sonrisa frondosa.

Se decía que celaba a cualquier nueva figura que pudiera surgir en River, quería seguir siendo la máxima leyenda viva de la historia del club y si alguien se destacaba demasiado, él siempre tenía alguna crítica velada para hacerle al pasar, aparentemente trivial e involuntaria.

Ramón Díaz había sido un jugador prodigo de la institución, un goleador descomunal y luego había triunfado como técnico dirigiendo al mejor equipo de la historia del Club, el River de los 90, el Dream Team. 

Francescoli, Ortega, Stoichkov, Crespo, Salas, Ayala, Sorin, Koeman y el propio Guardiola, el alma mater del equipo. Juntos ganaron varios títulos Nacionales, 3 Libertadores y se consagraron definitivamente con el Título del Mundo frente a la Juventus de Del Piero y Zidane en Japón.

Luego de ese partido el equipo comenzaría a desarmarse, acosado por las permanentes denuncias de doping. Pep se fue a jugar a Arabia, un Fútbol que pagaba muy bien, pero que a él le resultaba deprimente.

Los rivales eran desconocidos, los estadios estaban vacíos, la gente no lo reconocía por la calle. En realidad no había gente en la calle, la temperatura podía llegar a los 50 °C y todos se reguardaban en enormes edificios refrigerados. Apenas algún trabajador Hindú insolado, de apariencia Zombie, que no hubiera reconocido ni a sus propios hijos.

Guardiola extrañaba, pensó en irse, en volver a España y escribir un Manifiesto sobre La Explotación Hindú en Medio Oriente. Sería como Las Venas de América Latina del siglo XXI, lo prologaría Valdano o Cappa o los dos, si es que Valdano y Cappa no eran la misma persona, pero una vez que logró huir y se instaló en las Playas Baleares se olvidó de todo aquello, a pesar de estar rodeado de hombres bronceados como los hindúes, pero que lo reconocían y le pedían autógrafos.

Andrés desplegó la remera y antes que llovieran los flashes, notó que su nombre estaba bien escrito “Iniesta”, pero el número no era el 10 sino el 11.

Enseguida advirtió que al fondo de la sala, un Mascherano vestido de civil lo observaba imperturbable.

Iniesta quiso sonreír para las cámaras, que no se notara su sorpresa, su decepción, pero no lo consiguió. La mezcla de emociones y esfuerzo dio por resultado una cara apática, insípida, que contrastaba enormemente con las amplias sonrisas de Ramón Díaz y Guardiola.

La foto salió en los diarios al día siguiente y fue vista por todos.

Los hinchas de River veían en la cara de Iniesta a alguien que creía en sí mismo,  a alguien calmo, seguro, confiado.

Los hinchas de Boca, el archirival, en cambio decían que parecía indiferente, indolente, displicente, o como pusieron en la tendencia que fue número uno de Twitter aquel día: #IniestaPechoFrio

2 comentarios:

  1. Hoy vamos con Capítulo Doble por la gran Actuación de Iniesta en el Partido de Ayer

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  2. Muy bueno pero cuando empiezan los partidos? quiero gritar los primeros goles

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